Las cadenas de televisión se han convertido en la forma más eficaz de propagación del virus, dónde le dedican más de la mitad del tiempo de sus telediarios.
Es difícil estar más de media hora viendo la televisión y no oír hablar del reconocido virus que ha revolucionado el mundo. Tras más de un mes en boca de todos, la enfermedad ha encontrado su vía más eficaz y rápida de extenderse: nuestras televisiones.
Pongámonos en situación por si, de manera casual, aún alguien no sabe nada acerca del nuevo virus que se extiende por todo el mundo. El CO-VID19, comúnmente conocido como ‘coronavirus’, se ha convertido en el gran protagonista de actualidad de lo que llevamos de año. Tal cómo informa la Organización Mundial de la Salud acerca del mismo, “la mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial”, añadiendo, además, que la tasa de mortalidad a causa del coronavirus se encuentra en torno a un 2%. Viendo estas cifras y, sobre todo, comparándolas con otras más significativas como la tasa de mortalidad de la malaria (29%) o los más de mil fallecidos en accidentes de tráfico el pasado año en nuestro país, podemos preguntarnos, ¿cuánto tiempo deben emplear nuestras televisiones en hablar acerca de esta enfermedad?
Tal como publicaba Vertele, la pasada semana más del 60% de los contenidos de ‘Antena 3 Noticias’ fue dedicado en exclusiva al coronavirus que, junto con otras cadenas de televisión como Telecino o laSexta, incrementan día a día este tiempo. Si bien es cierto que dicho tiempo pueda estar justificado dada la magnitud de la expansión de la enfermedad a nivel global, el factor más relevante es, sin ninguna duda, la manera en la que se relatan los hechos.
A pesar de que el virus se trate de algo novedoso y preocupante a nivel internacional, la televisión nacional (e internacional) se ha acabado convirtiendo en parte de la epidemia. La sobreinformación que recibimos por parte de los telediarios nacionales nos hace presagiar un futuro que nada tiene que ver con la realidad. Como si de un capítulo de ‘Black Mirror’ se tratara, al encender el televisor podemos encontrar cómo en ‘Informativos Telecinco’ nos enseñan a usar una mascarilla que nos proteja frente al contagio del temido coronavirus, mientras que al día siguiente alertan acerca del desabastecimiento de estas en hospitales y farmacias, necesarias para otras enfermedades pero que, quizás gracias en parte a su ‘master class’ impartida a sus millones de espectadores, han complicado el proceso de hacerse con una de ellas.
Además, pocos son los reporteros que se encuentran informando sobre el virus en países como China o Italia sin una mascarilla de papel que cubra su nariz y boca. Esta sucesión de conexiones en directo que podemos ver en todas las cadenas no hace más que generar una alarma pública que posteriormente se trata de apaciguar con declaraciones de expertos hablando del bajo riesgo de mortalidad de la enfermedad. Pero ¿están siendo las televisiones responsables con el poder influyente que poseen sobre la sociedad española?
Intervenciones en programas como la de la pasada semana en ‘Los Desayunos’, en La 1, del corresponsal en Italia Lorenzo Milá, donde apelaba a la normalidad en el norte de Italia (zona muy afectada por el virus), parece que aún no han desencadenado en una ola de mensajes apaciguadores en el resto de los programas para llevar a la sociedad a la calma, sino todo lo contrario.
Y es que, tal como aseguraba el presentador Risto Mejide en ‘Todo es mentira’, hablar constantemente de este virus genera el efecto deseado por las cadenas de televisión: crecimiento de las audiencias. “¿Sabéis por qué hablamos del coronavirus en España? Porque nos da audiencia. Todos los medios de comunicación somos unos hipócritas y unos irresponsables, pero la población nos vacuna contra cualquier crítica”, declaraba el presentador de Mediaset. Estas declaraciones hacen cuestionarse si está justificada esta semejante alarma social creada por los medios a cambio de ver incrementar unas décimas su cifra en audiencias.
Cuanto más se habla de la enfermedad, más audiencia cosechan los programas informativos, entrando así en un ciclo en el que la sobreinformación cada vez se hace más notoria. Con dos especiales en prime time el pasado domingo en las dos ‘segundas’ de Atresmedia y Mediaset, tanto ‘El Objetivo’ como ‘Cuarto Milenio’, respectivamente, dedicaban sus programas en pleno prime time a abordar la expansión del coronavirus. Pero, lejos de conformarse con estos programas, que quizás encajen con la línea editorial de ambos programas, las cadenas se lanzan a programar más ‘especiales’ informativos para esta semana. Tanto RTVE, que emitirá en su canal principal el próximo miércoles ‘Coronavirus: combatir el miedo’, como Antena 3, que no se queda atrás y programa para el horario de máxima audiencia el próximo jueves un especial informativo, se unen a la larga lista de medios que quieren hablar del virus en cuestión más tiempo del que ya lo hacen en sus programas diarios.
Pocas veces se ha visto semejante cobertura mediática por parte de las televisiones acerca de un asunto de actualidad, instaurándose el coronavirus como el eje principal de los telediarios sobre los que debatir e informar en todos sus espacios, que, además, parece que se quedan cortos (o no), y necesitan de otros nuevos en los que centrarse (esta vez sí, otra vez) completamente en el virus.
A las televisiones generalistas, y especialmente a sus telediarios, quizás pueda parecer que esta vez se les quede grande su función principal: informar de manera honesta y real a los espectadores que confían en ellas, audiencia que es responsable también de todo este proceso, por supuesto. Debemos informarnos debidamente, contrastar la información y no dejarnos llevar por la controversia y los mensajes populistas que no generan más que una alarma social desmesurada a cambio de un irrisorio aumento de share.
Han conseguido, de alguna manera, que ahora el coronavirus se encuentre en todas y cada una de nuestras casas a través de algunas de sus programaciones sensacionalistas, alarmistas y, sobre todo, nada prudentes. Es cierto que se ha descubierto una nueva variante de un virus ya conocido, del cual se sabe poco y que se está extendiendo de manera global; pero ahora es el momento de dejar investigar e informar a los científicos, limitando a los medios de comunicación a la difusión de estos mensajes sin añadidos ni erróneas interpretaciones.