En jornadas como el 8M, todas las cadenas se alían al movimiento feminista. ¿Pero lo practican el resto del año?
Mujeres. Mujeres mayores, jóvenes. Mujeres referentes e influyentes. Mujeres televisivas. Mujeres. No soy partidario de reivindicar el feminismo únicamente el ocho de marzo, pero queda tanto por hacer que nada es suficiente para apoyar a la lucha feminista. Una lucha que, en cierta manera, también va marcada por lo que sucede en las pantallas de los hogares españoles. La televisión ha sido, es y será el medio que da voz a la sociedad, dando hueco en pequeña o gran escala a todos los colectivos. Hoy hablamos del 50% de la sociedad. Hoy hablamos de mujeres en televisión.
Sin mujeres la televisión de hoy en día no existiría
Imaginad una sociedad distópica donde en televisión no hubiera cabida para las mujeres. Vale, de acuerdo, solo hay que echar la mirada atrás para presenciarlo. Pero imaginadlo con las parrillas de hoy en día. Sin las mujeres desaparecerían absolutamente todos los programas tal y como los conocemos. Las mañanas sin Ana Rosa Quintana, Susana Griso, María Casado o todas las colaboradoras de Aruser@s y ‘Al Rojo Vivo’. Los informativos sin Sandra Golpe, Isabel Jiménez o Ana Blanco. Unas tardes monótonas y aburridas sin Belén Esteban o Paz Padilla y unos concursos sin concursantes femeninas.
¿Y el prime time? Adiós a las repreguntas de Ana Pastor o las conexiones con Lara Álvarez. ‘Operación Triunfo’ sería una academia de hombres y ‘La Voz’ perdería a Eva González y a la mitad de sus coaches. La televisión se caería a pedazos y la sociedad sería aún más machista y patriarcal. Y es que la presencia de mujeres en puestos de trabajo de prestigio y popularidad es un paso más hacia la paridad e igualdad laboral. La influencia femenina en pantalla ayuda a potenciar el empoderamiento de mujeres que toman a a las que aparecen en televisión como referentes vitales. La televisión sin mujeres seguiría siendo televisión pero perdería toda su esencia divulgativa y representativa. Sería volver al blanco y negro a nivel social a pasos agigantados.
Feminismo con F de ficción
Hablando de referentes, uno de los procesos de identificación más potentes se produce cuando vemos series en televisión. La presencia de mujeres independientes protagonizando series de éxito es algo relativamente nuevo en la ficción española. ‘Las Chicas del Cable’, ‘Vis a Vis’, ‘La Casa de Papel’ o ‘Señoras del (H)ampa’ son algunas de las ficciones que demuestran que la mujer se está haciendo hueco en la industria. Y, profundizando en el último título, madres como las de ‘Señoras del (H)ampa’ son un ejemplo de pureza y realismo. Luchadoras y valientes, trabajadoras y familiares, representativas de cualquier madre de clase obrera del siglo XXI. Una ventana en prime time a mujeres del día a día llevadas al extremo que, en cierta manera, nos mueven algo por dentro.
¿Feminismo real?
Y aquí entra la duda. ¿En televisión vemos feminismo real o feminismo por conveniencia? Como la mayoría de grandes empresas, hay grupos que se suman a una causa por el hecho de que ésta “está de moda”. Pero una cosa es decir ser feminista y la otra es serlo. Queda mucho por hacer en televisión para ver feminismo real, pero, siendo abogado del diablo, es comprensible que las cadenas tengan miedo a dar el paso. Si no mirad la que montaron los fascistas por la charla sobre feminismo de esta semana en la academia de ‘Operación Triunfo’… Aún así, ¿algún medio ha salido a apoyar a RTVE por la charla feminista? Muchcos de los grandes grupos siguen atados de pies y manos por grandes corporaciones que precisamente no se caracterizan por apoyar la causa feminista y eso es lo realmente incomprensible.
En definitiva, queda mucho por hacer en televisión. Hay que seguir luchando por abolir la cosificación de la mujer y los clichés machistas que la rodean. Dejar atrás el papel de la mujer azafata y ver a más mujeres presentando grandes formatos en prime time. Poner a mujeres en la dirección de programas y cadenas y apostar por una paridad real. Hagámoslo juntas y juntos. Apostemos por encender el feminismo cada vez que cojamos el mando del televisor.