Le entrarán ganas de desvelar su verdadera identidad cuando una de sus empleadas la manda fuera de la cocina.
laSexta estrenó el pasado jueves, 27 de mayo, una nueva temporada de ‘El Jefe Infiltrado’. Desde la restauración, al alquiler de vehículos, pasando por la industria textil, la peluquería, perfumería, empresas de mobiliario y hasta un grande de la ferretería; cada semana un jefe se infiltrará en su propia empresa bajo una falsa identidad.
Esta semana en su séptima entrega, Patricia Moreno, directora de comunicación de Skalop, empresa referente en el sector de la restauración, se infiltrará entre sus trabajadores para verificar si cumplen con los objetivos marcados por la compañía. Bajo una identidad falsa descubrirá que algunos de sus trabajadores están más empanados que sus escalopes, que otros no soportan que los frían a preguntas y algunos no pasan fácilmente por el aro.
Se infiltrará bajo la identidad de una exmodelo que quiere reinventarse, laboralmente y participa en un programa para poder ganar un contrato laboral en Skalop. Empezará la experiencia en la cocina en la que tendrá que mantener su identidad en secreto, aunque dice no saber ni un huevo frito.
De este modo, repartirá sus productos a domicilio en la noche mallorquina junto a un repartidor que vivirá su peor noche. Un trabajador que necesita que le marquen las líneas rojas ya que por llegar a tiempo no le detienen ni los semáforos y además deja la moto con las llaves al alcance de todo Palma. Trabajará con una de sus camareras en uno de sus restaurantes, un puesto muy importante porque tiene el contacto directo con sus clientes. A su camarera se le da bien mandar pero bastante mal aceptar consejos, desaparece para fumar y deja mesas esperando hasta para pagar. La jefa terminará su infiltración trabajando con una empleada que antes era camarera y ahora ha pasado a la cocina porque quiere comprobar si ha sido un buen cambio. Una jornada que se irá torciendo cada vez más por unos aros de cebolla.